Historia de la imprenta

Ya son 60 años y contamos nuestra historia.

Este año cumpliremos los 60 años, con tres generaciones de familias y que han sido capaz de situarnos en un gran referente en las artes gráficas. Por ello, queremos contar como fue nuestra historia y nuestros comienzos.

Como definición de la imprenta podemos decir que es un método mecánico de reproducción de textos e imágenes sobre papel o materiales similares, que consiste en aplicar una tinta, generalmente oleosa, sobre unas piezas metálicas (tipos) para transferirla al papel por presión. Aunque comenzó como un método artesanal, supuso la primera revolución cultural,  fuimos en Córdoba unos de los primeros pioneros en el sector.

El concepto de impresión es más amplio pues supone la evolución de diversas tecnologías que hoy hacen posible hacerlo mediante múltiples métodos de impresión y reproducción. Como la flexografía, la serigrafía, el Huecograbado, el alto grabado, la fotografía electrolítica, la fotolitografía, la litografía, la impresión offset, la xerografía y los métodos digitales actuales.

En imprenta Tecé seguimos utilizando todavía algunos de éstos métodos artesanales, pero la demanda de conseguir precios competitivos nos hace desistir de éstos métodos sin olvidarlos para otras alternativas de trabajo.

Os dejamos una fotografía del comienzo de nuestros talleres, así podréis ver como se trabajaba antiguamente en nuestros talleres.

En la fotografía vemos como se montaban a mano con letras de plomo, los diseños de las impresiones. Posteriormente aparecería la monotipia, que supuso una gran ayuda en el proceso.

Medio siglo es casi una vida.  Pero si en el ser humano la vida tiene un comienzo y un final, en nuestra Cooperativa la vida se renueva cada día, cada mes, cada año… Por lo tanto la nuestra historia, podríamos decir que ha sido y sigue siendo, una vida intensa de permanente renovación.

Inspirados y animados por nuestro insigne fundador Juan Font, allá por los difíciles años 50, un pequeño grupo de hombres con pocos medios y mucha ilusión, protagonizaron el nacimiento de una empresa cooperativa, en la que la aportación del esfuerzo personal y el trabajo en común, constituían al mismo tiempo su razón de ser y su mayor activo.

Posiblemente jamás imaginaron que aquel proyecto sentaba los cimientos de lo que más tarde sería una sólida y creciente realidad empresarial, como lo es hoy.

Muchos de ellos ya han visto completada su labor y disfrutan de un merecido descanso; otros decidieron un día iniciar su propia actividad y tuvieron las puertas abiertas para hacerlo; y aunque algunos se quedaron en el camino, y nos dejaron un recuerdo imborrable, a todos les animaba la certeza de que la continuidad y el futuro de la Cooperativa, quedaban garantizados con la participación de sus hijos e hijas en aquel hermoso proyecto.

En este momento en que tengo el honor de presidir esta Cooperativa, me llena de orgullo reconocer que somos una de las mejores empresas de Córdoba, y una de las mejores cooperativas de Andalucía. Nos avalan sesenta años de sacrificio y dedicación a una actividad industrial -la imprenta- que, lejos de estar en peligro, continúa mostrándose día a día, capaz de convivir con las más modernas tecnologías, y se perfila como el mejor vehículo, la herramienta más eficaz  -como debió ser en sus comienzos-,  para el buen entendimiento entre las gentes de nuestro mundo globalizado.

Esta es nuestra Cooperativa y este su espíritu que siempre nos guía y nos estimula. Larga vida para todo el que siga creyendo en él.

El embrión de nuestra imprenta 

Las cosas no se forman por casualidad, siempre hay una gestación. Cualquier cosa nace de un embrión y se va formando alrededor de un punto, un eje sobre el que todo gira, que coordina las ideas, las acciones, los deseos, las ilusiones y las esperanzas.

Todo un cúmulo de pequeñas partículas que, sin dirección y solas, se pierden, se desperdician. Este
eje, este punto de apoyo en nuestra imprenta tiene un nombre,  Juan Manuel Font del Riego.

Las guerras tienen fatales consecuencias para todo el mundo, pero sin duda, quienes se llevan la peor parte son los niños. En los primeros años de nuestra postguerra, Don Juan Font se dio cuenta de que en Córdoba había muchas personas que necesitaban ayuda, especialmente los niños, las familias que habían quedado sin recursos y viudas que se encontraban desesperadas porque carecían de todo: techo, alimentos, ropa, escuelas… Pero, siempre, supo rodearse de personas generosas y encontró en D. Rafael Peñuela Escribano, un gran colaborador. Juntos, con la ayuda de Protección de Menores, fueron acogiendo a muchos niños de Córdoba y provincia en centros donde, además del sustento, recibían una formación.

A menudo se le oyó exclamar que estos niños eran para él “pedazos de su corazón”. Entre ellos, se encontraban seis de los ocho socios fundadores de nuestra imprenta.

 

Los socios fundadores de la imprenta junto con los que se incorporaron al año siguiente de la inauguración. De izquierda a derecha, de pie: Manuel Navajas, Luis Moreno, José López y Luis López; abajo: Bernardo Ortiz, Andrés López, Andrés Soriano, Julián Ruiz y Ramón López.